Papás de algodón ¿Cómo son?
¿Cómo son los papás de algodón? Educan con excesivo cuidado, mimos y apoyos, justificando todo en nombre del amor. Sin embargo, este amor a menudo se mezcla con la culpa, dando lugar a un amor sin límites. Esta falta de límites puede resultar en prácticas de crianza perjudiciales, contrarias a las verdaderas intenciones de los padres. La combinación de sobreprotección y tiempos difíciles es perjudicial, resultando en la creación de "papás de algodón, hijos de cristal".
¿Y los niños de cristal? Estos niños suelen esperar que todo se resuelva al instante o produce en ellos efectos de irritabilidad, escasa tolerancia a
la frustración, enojos, rabietas. A menudo son burlones, irrespetuosos y carecen de disciplina, lo que puede dar la impresión de que padecen un síndrome de descontento.
Las consecuencias pueden ser graves: depresión, ansiedad, pérdida de identidad, ideación suicida, conductas de bullying, y características como la crueldad, falta de decisión, desmotivación, desconexión, inseguridad y egoísmo. A veces, la frustración se traduce en agresión.
La escuela es un medio en donde ocurren, los dos aspectos más importantes para los niños, la parte socioemocional y la parte educativa, por ello es importante que la escuela sea un aliado.
Cuatro consejos para favorecer una crianza que nos aleje de la metáfora de "hijos de cristal":
1. Vivir el presente: Normalmente, tenemos cuatro "yos": el yo del presente (el que importa), el yo del pasado (que no se puede cambiar), el yo del futuro (cuyo desenlace es incierto) y el yo del mundo (que no debería importar).
2. Tomar una postura: No se trata de darles todo, ni de satisfacer todos sus gustos o regalarles cosas. El secreto está en brindarnos a ellos por completo, con amor, límites, regaños y exigencias.
3. Guiar con autogobierno: Es fundamental aprender a ser disciplinados, amorosos y respetuosos con los demás. No permitas que una guía sobreprotectora les haga perder el rumbo, ya que eso podría tener consecuencias negativas más adelante.
4. El amor duro: Sólo quien se siente amado puede ser educado. Los límites proporcionan dirección y seguridad. A su vez, sólo quienes están educados pueden recibir amor de los demás.
En conclusión, el resultado de una crianza sobreprotectora puede convertir a los padres en esclavos de sus hijos, justificando comportamientos inadecuados y transmitiendo un mensaje dañino: “tú no puedes hacerlo, yo siempre tengo que salvarte”. Formarlos con un criterio efectivo hará que luchen sus batallas y cada vez sean más independientes.
“Vivir con culpas... ¡evítalo! El algodón maltrata”.
Referencia bibliográfica:
Valle, T. (2024). Papás de algodón, hijos de cristal. México: Urano